Pages

Yo y mi chaleco


(Las fotografías fueron tomadas por Paulo Duelli)

 I. Mi chaleco y yo estamos en casa. La pieza blanca que se puso oscura. Nunca nos separamos, ni nos separan. Nos bañan juntos, nos planchan agarrados, nos dan de comer. Hoy nos duele mucho, mucho, algo en la panza, algo duro que siento con la mano, con las dos manos en realidad, porque las tengo cruzadas adentro del chaleco, y me dan a mí una pastilla, porque la pastilla es para mí nada más, no es para el chaleco. Es otra pastilla. Dicen que de la panza no mejoro, de la otra pastilla sí. Quieren que demos un paseo porque me duele mucho.

II. Paseamos con mi chaleco y el doctor. Hay más colores afuera que adentro. Adentro todo es blanco, hasta el chaleco. Me gustaría que el chaleco fuera de colores. Podría mancharse con los colores. Los autos de colores, ¿por qué no lo pintan? "Doctor, ¿a dónde nos llevás?" "Al otro patio." Entonces pensamos en las mariposas que vuelan afuera, y nuestras ganas de tocarlas hacen que imaginemos que están del lado de adentro del vidrio y cuando nos acercamos a tocarlas se asustan como si fuéramos una flor muerta.

III. Nos hablan del faraón. Que él, envuelto en las cintas, es como nosotros, chaleco y yo. Que es eterno en su pirámide. Que si no gritamos vamos a tener una pirámide en el patio de atrás. Al que nunca entramos. "¡Un faraón, vas a ser un faraón!", dice el doctor. Yo sonrío y miro al chaleco, que parece más cómodo cuando pienso en la eternidad.

IV. Hoy nos dejaron estar en el patio hasta tarde. Nunca antes habíamos podido ver el atardecer acá, y la noche, y las estrellas, y escuchar tantos bichos. Cuando terminamos de comer fuimos a caminar mi chaleco y yo. A los pocos pasos vimos este pájaro quieto en el piso. No sé cuántas horas hace que estamos mirándolo con cuidado y concentración esperando que se mueva, pero no lo hace. El doctor nos mira desde la ventana cada tanto. Hoy que no nos movimos pudimos estar toda la tarde afuera. El pájaro nos está enseñando a quedarnos quietos y el doctor ve que somos buenos alumnos. Quién sabe, a lo mejor necesitamos quedarnos quietos pronto.

V. Se amontonan, y desaparecen. Eso hacen las bolsas. Una bolsa también dejó quieto a uno de mis amigos que se la ató en la cabeza. ¿De dónde vienen y a dónde van? ¿Qué tienen adentro? Nunca nos animamos a preguntar. Si lo que tienen adentro hace que sea necesario un color tan oscuro para guardarlo, preferimos no saber.

VI. Siento que me duermo. La inyección, el gas en la máscara, estar acostado, tengo mucho sueño. Me faltan fuerzas. Me están separando de mi chaleco. Siento que mis brazos se abren y son larguísimos. Quiero abrazar al doctor pero él no se deja. Todo es muy pesado. Tengo tanto sueño que siento que cuando me duerma ya no voy a poder escribir nunca más. Voy a dormir esta última vez y nunca más. Voy a estar muy quieto.

Cejas

Dora Maar (1936), Man Ray

El punto muerto entre los ojos, entre esos dos objetos misteriosos y cautivantes que no pueden observarse a la vez cuando los rostros se reúnen en el encuentro erótico o la batalla cuerpo a cuerpo. El dedo que porta el anillo (y cabe mencionar que la retratada Dora fue amante de Picasso), se retrae y se reserva para sí mismo, como guiño celebratorio de un cierto goce de sí, solitario, soberano y autónomo. Al mismo tiempo, el siguiente señala esa zona de inaccesible unidad de la percepción, invitando a la seducción de esta bestial mujer alada y emplumada. ¿Para qué querríamos más? Por puro exceso, puro disfrute del exceso.

Cine y lenguaje

El inquilino (1976), Roman Polanski (fotograma de la película)

En medio del llanto, con las palabras de la locura saliendo una atrás de otra en medio de un proceso creciente de obsesión paranoica: el momento justo, el quiebre estético. Él respira, y el aire movido coloca encima de su cara un mechón de ella tapándole los labios.
No interpreta ese llamado al silencio. El símbolo detrás de esta potente imagen queda sin interpretar.
Entendemos algo de la locura: que el loco no sabe que lo está. Si él comprendiera en medio de qué se encuentra, jamás podría continuar hablando. Es la palabra la tirana que lo lleva a tejer la soga que lo ahorcará.
Él no reacciona ante esa palabra artífice del nudo en la soga, constructora de la ilusión dañina según la cual Stelle forma parte de la conspiración imaginaria. Ya no confiará. Ya no podrá confiar. El desenlace está realizado de antemano, confirmando que el desastre cuida de todo.*

* Las cursivas pertenecen a La escritura del desastre, de Maurice Blanchot.
** Es probable que el texto no resulte del todo claro sin ver la película. Recomiendo verla porque es una gran obra. Si usted quiere volver a leer el texto luego, está invitado también. Clickeando este enlace puede verla.

"Es un fusil, francés. No levantes la mirada, te lo ruego." (Alessandro Baricco)

Boy in Old Man's Mask with Doll (1960), Ralph Eugene Meatyard

Amada mía,
Veamos lo que pasó con los años, entre 1960 y hoy el río ha dado vueltas enteras al mundo y se ha encontrado con cataratas a más no poder, Marta. Nuestro hijo, "el nene", nunca nos dijo con quién se juntaba. ¡De haberlo sabido, Marta! ¿A vos también te envió esa foto? ¿Le creíste que era él? ¿No te parece que atrás de una máscara estamos todos, y que sus medias nunca estuvieron tan parejas? ¿Qué me decís del lugar, Marta? ¿Vos tampoco lo llevaste nunca a esa arcada oscura como una chimenea apagada, con las puertas y ventanas clausuradas por la nieve, invierno congelado y sin que los de adentro se quieran, como alguna vez nos pasó? ¿Te acordás de esa noche, de cómo queríamos escuchar que el techo cedía y que nos aplastara? El nene dice que atrás de la máscara de viejo era él, que el de la muñeca era él, y que en ese lugar se sentía como en casa, y que nos odia tanto como para enviar esta foto desde el otro lado del mundo, al que se fue para irse y nada más, y que los datos falsos con los que consiguió la beca, vistos desde lejos, lo hacen reír. Marta, ¿no creés que esta foto es su máscara, que tal vez nos extrañe un poco y podríamos intentar verlo? ¿Somos hojas secas? Marta, ¿de qué árbol caímos?
Coal Searcher Going Home to Jarrow
(1937)
, Bill Brandt.


Escuche por ahí, que ningún viaje es largo si se encuentra lo que se busca, ¿que filosofía abarca el hecho de encontrar lo que nunca buscamos? ¿El hecho de caminar, años y años encorvado, para alzar la vista y ver tu sonrisa, tu mano amiga, sentirme en casa?
La vida es un camino, por el que empujo una bicicleta con un peso que me es ajeno. No esperar nada de ella, es la verdadera naturaleza de la belleza.

Puntos de vista

Composition (Nude montage with gloves) (1929), Maurice Tabard

La mano en vuelo hacia el cuerpo desnudo pierde su ropaje diario, su postura típica. Hay noches en que el acercamiento al objeto deseado calma la ansiedad, impide que se coman las uñas. Sabemos, entre las bestias ocurre lo mismo que en la ciudad: ninguna travesía que comienza tiene asegurado el aterrizaje.